Me ha costado mucho leer esta novela. Por alguna extraña razón estuve muy distraído, cada palabra leída entraba en mi mente y se convertía en un pensamiento que al inicio tenía que ver con la historia, pero casi de inmediato, se reconvertía en un pensamietno relacionado con otra cosa, inconexo, fuera de contexto e incluso un poco alucinado. De alguna manera, mientras leía, me era inevitable ponerme a pensar en otra cosa, algo así como si la novela estuviese a la defensiva y tras cada palabra, o cada frase, me incitara a perderme en un pensamiento distinto y ajeno a ella misma.
Cuidado, esto no es un juicio de valor sobre la obra, si no, como siempre, la manifestación sincera de la experiencia de lectura. Y toda esta experiencia está justificada, simplemente, por la misma obra que se lee. Siempre he argumentado que hay un lector para cada libro. En este sentido parece que «Las Herederas» de Aixa de la Cruz, es una mianifestación de al menos tres tipos de lector (sujeto) que he sido y sigo siendo en la vida.
Me explico un poco. Esta novela es sobre la familia. En particular una familia con una fuerte estructura de matriarcado. Las mujeres de la familia son las protagonistas. Las mujeres presentes y ausentes son los personajes principales de toda la obra. Tras la muerte de la abuela, varias primas se encuentran en la casa donde ella vivía y, en este espacio de la infancia se enfrentan a las tribulaciones de su vida adulta. En mi familia la presencia de las muejres es poderosa, mis dos abuelas nonagenarias viven en condiciones muy lúcidas para las edades que tiene pero, en algún momento no muy lejano ya no estarán. Entonces esta novela me llevó a pensar en ellas todo el tiempo. Me hizo reflexionar sobre la importancia y el valor de las mujeres de mi familia y, sobre todo, me ha llevado a aceptar que de ellas heredamos mucho de las personas que somos. Soy un poco de ambas y ninguna de ellas a la vez. Pero sin duda han dejado huella en mí.
Por otro lado esta es una novela sobre la pérdida. Sobre la ausencia. Hay en toda la obra una especie de malestar, de incomodidad sórdida…algo así como un que-estoy haciendo-con-mi-vida permanente. Pareciera que el estado de ánimo de las protagonistas es siempre una develación de la molestia de la vida cotidiana. Del lidiar con la vida porque ésta es casi una obligación, una tarea cósmica que se debe cumplir así no se tenga el aliento de hacerlo, o aunque no haya otro valor agregado que el propio hecho de estar vivo. De esta forma «Las Herederas» habla de la depresión y del suicidio. Se alimenta del estado de ánimo y construye pasajes un poco oscuros pero que están latentes en la vida de cualquier ser humano.
Derivado de lo anterior, en la novela se habla también de las drogas (naturales, clinicas e ilegales), del consumo prohibido de las mismas, de su consumo diagnóstico y permitido, que no es menos peor que el primero (recordé algunos pasajes de la película réquiem por un sueño), de la interacción mística que se tiene con ellas y de su deplorable e irremediable manera de llevar a cualquiera a tocar fondo. Al leer sobre esto fue inevitable rememorar algunos días y sus noches de traba constante en mi época universitaria. O pensar tambien en la necesidad-placer de tomar quietapina (recetada) para poder dormir y mitigar la angustia y falta de sueño derivadas de la depresión.
En fin. Esta novela es muchas cosas, pero sobre todo, una expresión muy poderosa de lo femenino. He sufrido y disfrutado cada capítulo y ha sido un gusto conocer la obra de Aixa de la Cruz. Esta novela hace parte de Narrativa Hispánoca de Alfaguara y fue publicada septiembre de 2022. Gracias a los amigos de @bookish por enviármela!
