CIRCE…QUE MUJER!!!

Cualquier palabra que diga en esta pequeña reflexión puede ser usada en mi contra, pero no me importa.

Con muchos respeto, humildad y tonta valentía me atreveré a expresar, como siempre lo hago en este espacio, lo que para mi ha significado esta lectura. Y lo primero que quiero decir es que esta obra es un homenaje a todas.

Después de haber leído la primera obra de Madeline Miller: «La canción de Aquiles», y de disfrutar con su relato épico romántico, lleno de matices y de una narrativa embriagadora, no podía dejar pasar mucho tiempo para leer su segundo libro: «Circe».

El resultado… un ir y venir entre recuerdos, anhelos y sobre todo realidades ya vividas y presentes. Circe: la diosa, la mujer, la hechicera, la bruja, la amante, la madre, la amiga, tiene todo de cada una de las grandes mujeres que he conocido, de aquellas que alguna vez me acompañaron en la vida y de las que aún hoy lo hacen.

O al contrario, todas ellas tienen algo de Circe, de hechiceras… de brujas… de diosas…

La obra, llena de referentes que ya conocemos por autores como Homero y Euripides (entre otros), esta llena de referentes mitológicos espléndidos. Su protagonista: Circe, hija del Titán Helios, es una diosa más humana que ninguno.

Imaginen ustedes que historias maravillosas puede contar una grandiosa mujer (o diosa, como prefieran) como ella, que conoció personajes desde el titán Prometeo hasta Telémaco (hijo de Ulises). Que trascendió al tiempo y al ímpetu mismo de los dioses.

Esto no significa nada más allá de la construcion del propio poder, el desarrollo de la sabiduria misma:

Era tan sencillo… si quieres, yo lo haré. Si te hace feliz, iré contigo, ¿En qué momento se rompe un corazón? Pero un corazón roto no es suficiente, y yo era ya tan sabia como para saberlo. Lo besé y lo dejé allí.

Circe conmueve; llena el corazón de temor y de esperanza al unísono. Muestra la grandeza y la vileza como hijas del destino (las moiras) de todos los seres. Cada página es una sorpresa dentro de un relato conocido. Esta obra dignifica lo femenino dentro del relato épico. Enamora.

Que satisfacción saber que en mi propia construccion de lo que significan las ítacas (como bien lo dice C. Cavafis), este viaje que significa la vida misma, he estado bien acompañado. Gracias!!

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