Por estos días se están cumpliendo 30 años del magnicidio de Luis Carlos Galán y hace una semana se cumplieron 20 del asesinato de Jaime Garzón, de quien ya he hablado alguna vez en este blog y a quien justo hoy recordé escuchando la canción «canela» (quiero morirme de manera singular).
Lo que no fue puede interpretarse también como «el futuro ya fue». Y esto lo digo porque luego del asesinato de Luis Carlos, jefe político del nuevo liberalismo, que se postulaba como el partido a tomar las riendas de Colombia en una de sus épocas más oscuras (cosa que creo redundante porque en mi país las gamas de colores pasan por el gris oscuro y el negro claro), quien llegó a la presidencia fue su abanderado político, el pereirano Cesar Gaviria.
Recuerdo el slogan de su campaña: «Con Gaviria habrá futuro» e incluso la musiquita con la que expresaban esa frase. También recuerdo que en una de sus primeras alocuciones el recién nombrado presidente dijo: «colombianos, bienvenidos al futuro» (con su voz de gallo Claudio). Pero por más que intente recordar otras cosas, lo único que recuerdo hasta con los sentidos fueron el cambio de hora y los apagones.
No se que hubiese pasado en el país si no hubiesen asesinado a Galán (ni a Garzón, ni a Pizarro, ni a Gómez Hurtado… ni a tantos de una lista interminable que aún hoy se sigue escribiendo 😥). Pero al menos se que recuerdo su puño al aire y su denuncia en contra de los corruptos y en contra del narcotráfico.
Durante muchos años esta imagen estuvo pegada en mi ajedrez. Y la denuncia sigue siendo un motivo de inspiración. Retumba en mi mente un «Siempre adelante, ni un paso atrás»